Después de leer tu post, Hugo me pasó un capítulo de NurtureShock: New Thinking about Children ("The Sibling Effect"). Para hacer el cuento corto, los autores dicen que la postura freudiana tradicional de que los hermanos pelean porque compiten por el amor de los padres no es correcta. Es decir, sí es un factor, pero los estudios demuestran que, en realidad, la principal causa de conflicto es la posesión personal ("este juguete es míííííííííoooooooooooo"). Más que mediar, dicen que los papás tienen que enseñarles a los niños a desarrollar habilidades para negociar, para incluirse en los juegos, para comunicarse, etc. Hablan de "conflict prevention", en lugar de "conflict resolution". En pocas palabras, la clave para que se lleven bien es que se hagan amigos, a pesar de las diferencias de sexo/edad. Y tiene lógica: los niños tienen a sus amigos del cole/la cuadra; si pelean y no se contentan, pierden al amigo. La motivación para portarse bien y compartir es el premio de la amistad. Por el contrario, "Siblings are prisoners, genetically sentenced to live together, with no time off for good behavior. There is simply no motivation to change". Así que con paciencia y salivita, hay que meterles en la cabeza que son amigos y que es un plus que se tengan el uno al otro.
En lo personal, yo sí creo que repetir la misma letanía un trillón de veces al día TIENE que surtir efecto en algún momento. Mis varones se guindan a cada rato por los juguetes (Diego por mandón y Andrés por antojado). Mi respuesta casi siempre es: “O resuelven su rollo y comparten, o desaparezco el juguete y se quedan sin el chivo y sin el mecate”. Usualmente funciona y alguno termina cediendo. Lo bueno es que se turnan y no siempre gana el mayor por dominante o el chiquito por consentido. También nos cayó de maravilla la separación (involuntaria) del viaje a Caracas en enero. Yo me fui primero con A y V, y D se fue una semana más tarde con H. Se extrañaron, la pasaron mal, se aburrieron sin el otro, entonces aprovechamos para reforzarles el nexo con el típico: “¿Visteeeee, que tú si quieres a tu hermano y que la pasas buenísimo con él?”. No sé si a largo plazo surta efecto y vayan a ser buenos hermanos. Como Maura bien lo puede atestiguar, Jose y yo nos odiábamos de pequeños. Nos llevábamos demasiados años, varón vs hembra, él era metiche, maligno e insoportable, y encima mi mamá lo consentía a morir. Con todo y eso, siento que hubo un click en la adolescencia y nos empezamos a llevar buenísimo, y ahora lo extraño horrores. Así que no sé… También hay un elemento de suerte y circunstancias (creo que el hecho de haberme ido a Italia a los 17 ayudó).
Con respecto a los celos, ese es el departamento de Hugo, que es el “celado” de la casa (yo soy el bad cop, así que no me quieren demasiado). Que diga él cómo lo va llevando.
Y sobre el mal comportamiento, debe ser una cuestión ligada al nombre, porque describiste tal cual a mi Andrés… “Mi quielo veztil”. “Bueno, ¿te ayudo?”. “NOOOOO, YO MI VIZTO ZOLOOOOO”. “Ok, vístete solo pero no me grites”. “NO MI QUIELO VEZTIR ZOLOOOO. AYÚDAMEEEE”. Cuando alguien te diga cómo pasarles el suiche a “modo humano” me avisas…
Mientras tanto, ¡suerte y Gaceta Hípica! Besos a todas,
C.
P.D.: Va con fotos porque es más divertido leer un blog con apoyo audiovisual :P